Anochecer

Anochecer

Crujidos de hielo en las terrazas a orillas de un mar de asfalto. Parques plenos de alegría que producen carcajadas….

Nanorrelatos I

Nanorrelatos I

Toda una historia en tan solo diez palabras, título incluido.

Carta a Terry Pratchett

Carta a Terry Pratchett

Querido Terry Pratchett:

Sé que llego tarde. Cuando quise hablarte, ya te habías marchado y no pude darte las gracias por cambiar mi vida. Me endulzaste la realidad con los colores del arco iris y la disfrazaste de fantasía para hacerme comprender que, lo que ocurre en los libros, pesa lo mismo que el émulo espejado en el que nos reflejamos. Me presentaste grandiosos personajes, imitaciones perpetuas con las que reírme y disfrutar, sin obligarme ha hacerlo de las caricaturas vacías que nos acompañan en los ascensores. Me diste la oportunidad de recuperar la alegría que creí perdida y dejé huérfana en los grises días que siguieron a los añicos desajustados de mi corazón roto. Me acompañaste como un buen amigo tras los múltiples desencantos escondidos en las tapas de algunos libros orgullosos. Me acogiste en tu regazo y me enseñaste el borde del mundo, allí donde barritan los elefantes que nos sostienen en equilibrio a todos. Hiciste renacer mi alma de niño, al hacerme sentir el único confidente de secretos maravillosos, con los que descansar cada noche abrazado a la almohada. Me ofreciste la oportunidad de visitar los grandes espacios que desbordaron tu mente y entender que, el humor, es la mejor garantía frente a la inmundicia que encontramos cuando alejamos los ojos de las líneas formadas de tinta. Me legaste la experiencia luminosa con la que pintabas cada día y que teñía de optimismo los más oscuros y cobardes de mis pensamientos. Me permitiste ser participe de una visión única, que me descubrió mas verdades que las que ocultan las falsas sonrisas de la hipocresía …, en fin, me contaste que todos podemos ser felices si nos conceden un río que atravesar sin necesidad de un barco.

Te quise decir todo esto y no pude, por eso te fui a buscar a la capital de tu reino mas querido y confié la entrega de esta carta a un hombre, que hablándome en mayúsculas, me ha asegurado que solo tengo que tener fe en ti, pues solo hay necesidad de un creyente en este mundo tan humano para traerte de vuelta. Así que aquí te espero: leyendo, riendo, aprendiendo y llorando.

Presentado al XXX Certamen literario Feria del libro de Fuenlabrada. Segundo Premio

Relájate

Relájate

Magda necesitaba relajarse. Un baño de espuma siempre le venia bien. Sentir el calor húmedo del agua tibia envolviendo su cuerpo. Con los ojos cerrados, las velas cercándola y dejándose llevar. Viajar por los recuerdos. Hasta él. Convertir su mano en la suya y hundirla allí donde nadie sabia hacerlo mejor. Gemir ante el contacto grueso de los dedos jugueteando bajo el agua. Olvidarse de todo, de si misma llegar al éxtasis entre temblores de placer, recobrar el aliento de los gritos ahogados, acompasar los latidos a la tranquilidad renovada y apretar las manos en las rodillas…., «pero —pensó Magda —, si tengo ambas manos fuera del agua, ¿de quién es ese tacto que aún me roza?, ¿qué ese chapoteo que ahora resuena bajo la espuma?, ¿quién ha colmado mi deseo como nunca pude yo misma?, ¡cielo santo!, de quién es esa mano que surge entre mis piernas…»

Me niego

Me niego

Me niego a perderme. A permitir que mi cuerpo se transforme en cárcel sin juicio, cuyas llaves inexistentes estén en manos de otros, o que estando en las mías, sea incapaz de reconocerlas. Me niego a convertir en un abismo insalvable la distancia entre lo que hago y lo que pienso. Me niego a bautizar a los míos como mártires, testigos, prisioneros, si acaso verdugos. Me niego a sostener entre las manos lo cotidiano y no reconocerlo, o peor, no poder sostenerlo jamás y suplicar que el tacto ajeno sea el mío. No quiero tener otra vida que ya tengo, me niego a llamar vida a un cuerpo sin alma y a una mente sin cuerpo. Me niego a perder todo cuanto he querido y quiero al borrarse de mi memoria, al convertirse en niebla, en blanca espuma insípida que ya no sabe, que ya no huele, que ya no llora. Me niego a volver a ser un niño incultivable, que solo olvida y que todo lo ignora, o un niño al que inunda la tristeza de las inmundicias inevitables. Me niego a hacer de la vida por la vida una proclama insostenible, la vida sin libertad ya no es vida, es existencia perpetrada por un sistema caduco, que convierte sus propias voces culpables en perpetua ignorancia. Me niego a mirar sin ver, a quedarme quieto por imposición o por falacias disfrazadas de profundos pensamientos. Me niego a permitir que mis lágrimas carezcan de sentido, que mis ruegos solo sean ecos, que entre mis dedos perezca la chispa de mis ojos al apagarse la luz, al perderse mis lazos. Me niego a la metamorfosis de mi yo, a ser marioneta sin hilos, a ser solo una parte de lo que fui, un cuenco vacío, una cabeza anclada a un cuerpo marchito. Me niego a contemplar mi melancolía proyectada en los rostros conocidos, o perder esos rostros entre las brumas de mis parpados anegados. Me niego a ser cautivo de mi mismo aunque ya no me acuerde. Me niego a ver en los espejos el cadáver de mi ego o encontrar en su reflejo extraños conocidos, amigos distorsionados. Me niego a desterrar la felicidad, la risa, la alegría de mi vocabulario. Me niego a no tener un plan para evitarlo, a no concebir la manera de escapar de un final desesperado. Me niego desechar la muerte como lecho de paz y de descanso.

© Revista Entre Líneas 2013

Cruzaracnofixión

Cruzaracnofixión

Encontré la religión pegada en una ventana. Jesucristo enganchado al parteluz de un fulgor sin brillo. Las plegarias de sus fieles, tejidas en seda blanca y lanzadas cual vetustas oraciones, ligeramente modificadas, eternamente repetidas. Intentando mitigar el vacío que se abre entre la imagen y su semejanza, equivocando la fe con el deseo, enquistando en el tiempo los preceptos como errores, mandamientos mal interpretados: enseñanzas perdidas en mentes, madejas teleológicas, que ensucian los mensajes que de la cruz sin cuerpo emanan. Dios enterrado en la ignorancia de quienes se elevan como heraldos a la altura de la verdad entre verdades.

Todo enredado, todo sucio, todo en vano y al final solo el recuerdo de algo que vagamente nos cegaba y que ahora apenas nos guía.

Microrrelato + fotografía presentado al III CERTAMEN PIENSA 2015 de Santa Colomba de Somoza. Primer Premio

Tophaentrum

Tophaentrum

Tophaentrum es una falacia cuyo principio activo, el masquemazapan, pertenece al grupo de las tractogolosinas. El Tophaentrum se receta a aquellas personas que, no teniendo enfermedades aparentes, necesitan preocuparse por algo, incidiendo directamente en su ciclo vigilia/sueño y provocándoles desvelos intermitentes e insomnio.

Ciudad De Cromo

Ciudad De Cromo

Tras el túnel desbordaba la ciudad de cromo. El color esperaba fuera. Allí solo habitaban los grises: el metalogris, el negrisón, el grisoblanco, el niveotizón. La industriglesia hilaba cada mañana con su órgano, música plateada entre los pasos, uniendo vidas con cables trenzados de ceniza.

Nacimiento

Nacimiento

La luna, como estrella sustituta de un cielo vacío de ángeles, señalaba el nacimiento de nuestra hermana: difícil parto sin pesebre ni pescadores, abriéndose camino a la estrecha realidad, rasgando el tejido muerto de los sueños encontrados entre los brazos de nosotras sus hermanas, ayudantes involuntarias de un alumbramiento imposible de ladrillos y metal…

Carta a Mark Z. Danielewski

Carta a Mark Z. Danielewski

He encontrado la casa. Seguí las pistas que dejaste ocultas entre las hojas. Logré acariciar las imágenes y palpar las huellas con otro nombre, y entre ellas, forzando los humores vítreos del entendimiento, convoqué a la oscuridad absoluta y apunté la dirección: lejos, inaccesible pero no inalcanzable. Nació la necesidad de comprobar si aquello con lo que me robaste el sueño, igualando la apuesta de Zampanó, poseía vida en este mundo que habito…